Tareas semana (34) 09 al 13 de abril
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Lee el siguiente texto:
Mujer de 125 años confesó su secreto a la
longevidad: fumar marihuana frecuentemente* Recién falleció Fulla Nayak a los
125 años; de acuerdo con ella su amor por el jugo de palma, el té caliente y,
en especial, la marihuana, era los factores para lograr su notable longevidad.
La longevidad ha sido un bien ansiado por la humanidad desde hace milenios. La
ciencia, la magia, y algunas otras disciplinas, le han dedicado cuantiosas
energías a la persecución de este Cáliz, sin que hasta ahora se haya
encontrado, o al menos revelado, el cotizado secreto. Fulla Nayak recientemente
murió a los 125 años, en su natal Kanapur, Orissa. De acuerdo con algunos, ella
era la mujer más longeva del mundo, razón por la cual uno de sus nietos
solicitó, hace un par de semanas, un certificado del Libro de los Récords
Guinness. Y antes de que falleciera, cuando se le cuestionó sobre su secreto
para haber superado por 25 años el siglo de existencia, ella accedió a
revelarlo: fumar marihuana con frecuencia. Fulla Nayak, quien vivía con la
menor de sus hijas, de 92 años, era famosa entre los demás habitantes el poblado,
por el amor que profesaba, casi cotidianamente, a la ganja, además de su gusto
por el jugo de palma y el té caliente En este ejemplo podemos ver que se quiere
persuadir al lector acerca de las propiedades de la marihuana y de su relación
con la longevidad utilizando como ejemplo el caso de Fulla Nayak.
*Pijama Surf (5 de septiembre de
2011). Recuperado de
http://pijamasurf.com/2012/02/mujerde-125-anos-confeso-su-secreto-a-la-longevidad-fumar-marihuana-frecuentemente/
(febrero, 2012).
Fragmento para un debate sobre
Latinoamérica
* ¿Qué derechos? El problema
mayor que cada vez se oculta mejor: la miseria. Amado García En el papel lo
cuentan las cifras y las estadísticas. Al viajero lo impresiona la visión a
distancia de tantos barrios míseros, de tantas aldeas donde la vida transcurre
sin los más elementales medios. Millones y millones de seres humanos sumidos en
la carencia más absoluta, abandonados a su suerte, sin servicios públicos que
merezcan tal nombre, sin más asistencia social que la visita del político de
turno en tiempo de elecciones, cargado de bocadillos o de botellas de leche.
Niños descalzos jugando entre perros famélicos, regueros de orines por las
calles, adultos con la mirada perdida, pandillas organizándose para una
supervivencia que sólo puede ser delictiva, adolescentes embarazadas, niños
aspirando bolsas con pegamento... Miseria a raudales, pobreza extrema, vidas
invivibles. Son la mayoría de la población. Y, frente a ellos, minorías
exquisitas que se esponjan al enseñarle al visitante sus colecciones de
porcelanas, de libros, de cuadros, de joyas, de pieles, que hacen gala de sus
estudios y sus títulos, todos con la firma de las universidades más
rimbombantes, que empequeñecen al viajero europeo al hacerle la cuenta de las
capitales visitadas en la vieja Europa, de los hoteles frecuentados, de las
amistades cultivadas, de todo lo carísimo consumido y que queda fuera del
alcance de ese europeo de clase media y mirada atónita. El más elemental de los
razonamientos llevaría a asumir sin duda que urge repartir la riqueza y que los
Estados deben meter mano en una buena parte de los bienes de esa clase tan
económicamente pudiente como, por lo general, ociosa e improductiva, y
redistribuir oportunidades a base de asegurar derechos mínimos a todos y cada
uno de sus nacionales. Pero no. Si echamos un vistazo a publicaciones de hoy y
a teorías a la moda, parece que urge más que el Estado se ocupe de otro tipo de
derechos, derechos con los que ni se come ni se curan las enfermedades ni se
pone al individuo en condiciones de luchar por una vida digna en esta sociedad
global, pero que, al parecer, son los más importantes, pues se relacionan con
la identidad de cada sujeto y su manera de ser y percibirse en el mundo: los
derechos culturales colectivos. Este es un fragmento podemos ver como el autor
analiza el problema de la pobreza en Latinoamérica y reflexiona a partir de
éste y sus causas.
*García, A. (2008). Fragmento para un debate sobre
Latinoamérica. Recuperado de
http://garciamado.blogspot.com/2008/06/fragmento-para-un-debate-sobre.html (febrero, 2012)
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